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Lecciones que aprendí al escuchar




Resulta algo curioso que entre más pasa el tiempo y voy avanzando en mi camino, encuentro personas que han pasado por lo mismo que yo o que siguen luchando al igual que yo, con pensamientos, sentimientos y sobre todo con situaciones que nos ponen en jaque cada vez que debemos utilizar las nuevas herramientas o buscar alternativas para afrontarlo.


Cuando me encontraba entre la decisión tan rápidamente tomada sobre si continuar viviendo o no, me sentía demasiado sola y creía que no había personas que escucharían lo que estaba pasando, sin embargo, en estos momentos en que mi mente se encuentra un poco más ordenada y con el volumen un poco más bajo que de costumbre, vuelvo hacia atrás como observadora y vislumbro como a mi alrededor existían personas que estaban dispuestas a escuchar y que no solo eso, me brindaron mucho apoyo; te preguntarás, si es que había quien pudiese apoyarte ¿Cómo es que decidiste tomar la decisión en lugar de acudir con quienes tenias a tu alrededor?, esta pregunta me la he hecho desde que desperté en el hospital y descubrí las consecuencias que habían sido causadas por la decisión.


Estando en el hospital tuve mucho tiempo para reflexionar y sobre todo de dicha pregunta, mi conclusión fue que simplemente no me sentía escuchada y creo que eso podría estarte sucediendo a ti o alguien a tu alrededor; ya se que dije que había personas dispuestas a escuchar, pero tambien a dar su opinión y eso es donde el encanto de brindar apoyo se pierde.


Muchos de los comentarios que he recibido a lo largo de este camino han sido para mencionarme que aun soy joven, que tengo muchas cosas que vivir, que la vida es bonita, que quizás lo hice por un amor fallido o por problemas con mi familia, sin embargo, entre todos mis pensamientos, aun no he encontrado la razón y muy pocas personas se han detenido a escuchar lo que tengo que decir.


Te mencionaba que cuando estuve en el hospital el tiempo de reflexionar sobre muchas cosas era largo y contundente, pero tambien un espacio en el que pude conocer historias de muchas partes y personas, podría decirte que construí un lugar seguro en él, y no lo digo porque tenia mis tres comidas al día, cualquier dolencia era atendida a la brevedad o porque el personal era un excelente cómplice, si no porque es un lugar en el que no soy juzgada por lo que hice y en el que encontré historias parecidas a la mía, más graves o simplemente distintas.


Hable muchas veces de lo que había sucedido a otros pacientes, al personal de enfermería, al personal de rayos x, a los camilleros, y todo quien preguntaba, y déjame decirte que principalmente me ayudo a procesar lo que había ocurrido y me di cuenta que cada vez que las personas me preguntaban, solo oían o se sentían con la necesidad de darme la respuesta a lo que había sucedido, como si yo buscará que me la dieran o me que me dijeran que la vida es algo muy bonito. Te puedo decir que de esa experiencia aprendí que escuchar va más allá de solo oír las palabras pronunciadas por la voz de una persona, ya que es algo que implica un arte y un esfuerzo altamente aplicado.


Una de mis metáforas favoritas al momento de hablar sobre lo que pasó, es que quise ser como Superman y falle en el intento, la primera vez que me sentí escuchada fue cuando uno de los camilleros cuando íbamos camino al piso en que me pondrían, me dijo que había escogido un mal super héroe y que debí haber elegido ser Batman, claro después de eso vino la frase cliché, "la vida es muy bonita". Más adelante en mi estadía en el hospital, conocí a más personas que si bien se asustaban o sorprendían por la razón que yo estaba ahi, también conocí a personas que me contaron su historia o parte de ella, una de esas historias fue de uno de mis enfermeros, quien me menciono que el comprendía lo que yo había pasado ya que en algún momento el paso por situaciones en las que se autolesionaba; otra de las historias que me llego mucho y me hizo sentirme acompañada fue de otras de mis enfermeras, ella me menciono que había sido recientemente diagnosticada con depresión y que estaba teniendo una lucha muy dura, después de eso me darían de alta y me regalo un cuaderno de dibujo y me dijo que no estaba sola, que le echara ganas, todo después de mostrarme el informe de su diagnostico.


Estas son solo dos de las historias que me toco escuchar, realmente las escuche y lo se porque al momento de ir reflexionando las palabras de ambas personas, yo no emití ningún juicio y pude comprender en una pequeña fracción de la gran lucha que cada uno estaba viviendo. Si hablamos de escuchar a una persona, debemos ser consientes de que no debemos emitir juicios de lo que nos dirán, sino más bien, reflexionar cada palabra que es articulada, ya que es en esos momentos en los que podemos empatizar con lo que se nos confía y antes de emitir una respuesta impulsiva que pueda empeorar las cosas, preguntarnos que es lo que nos gustaría escuchar a nosotros si estuviésemos pasando por lo mismo.


Lo que más he aprendido de las historias que me han contado, de las personas que he conocido y de las experiencias nuevas que me ha tocado vivir al exponer toda esta parte de mi, es principalmente, escuchar más allá de las palabras. Créeme que el escuchar es algo que me ha resultado difícil, y además de la paciencia, una habilidad que me ha tocado tener que desarrollar, no solo en mi carrera profesional sino tambien en mi vida personal.


Actualmente se que hay personas que me escuchan y que procuran brindarme su apoyo y presencia desde distintos lugares y con los recursos que tienen, así mismo, he encontrado personas con las que en verdad no seré juzgada y que simplemente me darán un espacio para expresarme sin la necesidad de que emitan un consejo o un comentario que pueda hacerme sentir como si lo que digo no tuviera un valor.



 
 
 

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