Mi historia de supervivencia
- razonesparadejarde
- 7 ene
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Siempre tuve un problema grabe al pedir ayuda, actualmente se que tiene que ver con que en mi infancia pedir ayuda implicaba regaños de mi madre, un luego lo hacemos, o simplemente un miedo desarrollado al rechazo; en mi realidad presente se que pedir ayuda va más allá de lo que una respuesta pueda causar en mi sentir.
Durante este proceso de recuperación y de supervivencia que estoy teniendo, me he dado cuenta de que las oportunidades de pedir ayuda siempre estuvieron presentes para poder evitar las acciones que me llevaron a querer terminar con mi vida. Lo que impedía poder hacer uso de dichas oportunidades de ayuda es que nunca aprendí a poder solicitarla y creía que todo lo que sucedía debía ser resuelto por mí misma.
El creer que debía resolver todos los problemas por mi misma, me implicaba un desgaste mental y emocional muy grande, lo que provocaba que físicamente no me sintiera con la energía suficiente para poder resolver las cosas o problemas que se presentan, además, el constante pensamiento de los problemas me hacia recaer en una rumiación cíclica en la que solo pensaba en el problema y la soluciones que ya había intentado pero que no funcionaban.
Las opciones que tenia para resolver lo que necesitaba siempre fueron de manera individual, por lo que hasta el simple hecho de que alguien me ofreciera ayuda o apoyo, me resultaba un aprovechamiento hacia esas personas y, sobre todo, una debilidad para mi misma. El pedir ayuda no debería significar que somos débiles o que no podemos resolver las cosas por nosotros mismos y seguir manteniendo una connotación negativa hacia ello.
En lo personal he aprendido que, si no puedo resolver algo sola o no encuentro la manera de resolverlo, es bueno poder comentarlo con alguien más, claro sin esperar que ese alguien más resuelva las cosas, sino más bien con un enfoque en el que hablar con esa persona distinta a mí, me pueda aportar algo que no quizás por alto había pasado y que sin ello no podía ver la imagen perfecta, ni mucho menos poder encontrar la solución adecuada y que no me generara más problemas o que no estuviera a la altura y terminara incompleta.
Después del intento tuve que resignarme al hecho de que debía pedir ayuda o recibirla de las demás personas ya que muchas de las cosas no las podía hacer por mi misma, desde el poder vestirme, bañarme o ir al baño, luego el poder sentarme o levantarme un poco de la cama, todo eso fue frustrante y muy difícil para mi porque nunca imagine que estaría en una posición así, en la que no pudiese hacer las cosas por mí misma.
Pedir ayuda aun me cuesta trabajo, pero sé que en verdad no podre lograr todo sola y que puedo apoyarme de otras personas para poder hacer lo que quiero y lograr lo que quiero o simplemente poder hablar con alguien de lo que me sucede sin que me sienta juzgada o hecha a un lado por los demás. Me ha costado entender que mi fuerza y habilidades como persona no se ven realmente mermadas por pedir ayuda o el aceptar recibirla, sobre todo porque estando en silla de ruedas y que las personas constantemente la ofrezcan, me a forzado a aceptarla y ver como las personas se alegran por haber hecho algo o ayudar a alguien, aunque realmente quizás no lo necesite.
Creo que al no saber como pedir ayuda antes de que pasara el intento, empeoro mucho más las cosas e hizo que me sintiera mucho más culpable por no poder resolver lo que me sucedía, y, sobre todo, por no saber como resolver lo que creía que hacia a los demás. Mis amigas en un punto solo pudieron darme palabras de aliento y aceptación con las cosas que decía o comentaba respecto a que ya no quería vivir, sobre todo y lo entiendo, no podían hacer más porque nunca fui clara con lo que sentía, pensaba y sobre todo quería; esta misma situación se presentó con mis hermanos y mis padres.
Ahora al recordar todo lo que paso, como fue mi camino para llegar a tan terrible final, encuentro las oportunidades en las que pude pedir ayuda y poder ser clara con todo lo que pasaba, quizás algo pudo ser diferente pero no me arrepiento de haber hecho las cosas como las hice, porque eso me ayudo a darme cuenta que las herramientas que tenia no eran suficientes y que debía adquirir más, no solo para mi sino para poder compartirlas y ofrecerlas a las personas cercanas a mi o que pudiesen simplemente necesitarlas.
Considero que en la actualidad es mucho más sencillo para muchos de nosotros el poder compartir o hablar con alguien de lo que sucede en nosotros y los conflictos con los que estamos lidiando, sin ser juzgados y realmente ser comprendidos, claro siempre que podamos comunicar claramente lo que sucede, si bien esto no es fácil, tampoco es imposible y mucho menos es algo que tengamos que hacer solos, no nos damos cuenta, pero siempre hay alguien escuchando todo lo que pasa y lo que queremos contar, puede ser un compañero de trabajo, un amigo que no frecuentamos o simplemente tu hermano menor quien te admira y quisiera poder estar contigo todo el tiempo.
Por hoy es todo y espero que te gustará, te espero la próxima semana. Gracias por acompañarme en este proceso.
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